lunes, 30 de marzo de 2009

Entrando en el Templo de Mogni "El joven"




Entrada al Templo de Mogni "El Jóven"


Después de una noche poco ajetreada despertamos al alba para adentrarnos en lo desconocido, dispuestos a descubrir los secretos de la Tumba de Mogni. Apostados fuera se quedaban el jóven Garlik y un desconcertante guía cuya indiferencia con respecto a nosotros iba en creciente aumento.


La parte principal de la entrada al templo estaba oscura, pero era suficientemente ancha para pasar de dos en dos, así pues comenzamos nuestra andadura adentrándonos con esa mezcla de deseo y temor que suele recorrer nuestro cuerpo en los momento de iniciar algo novedoso y por supuesto, peligroso. Avanzamos lentamente manteniéndonos alerta, decidimos sobre la marcha que era mejor llevar una antorcha encendida, por si nos encontrábamos con los hombres rata, esos execrables seres tienen el cuerpo cubierto de pelo y no les agrada demasiado el fuego, así que asumimos que el riesgo de ser descubiertos por la antorcha merecía la pena teniendo en cuenta el riesgo que suponía ser descubiertos sin ella...


Unos pasos más adelante nos encontramos con una sala amplia de unos 9 pasos de largo por otros nueve de ancho. La sala estaba parcialmente iluminada debido a la ténue luz que se filtraba por las grietas de la ajada cúpula seminervada que el tiempo y la falta de mantenimiento suelen hacer aparecer hasta en las más férreas construcciones enanas. Con toda seguridad, la estancia a la que accedíamos había sido en sus esplendorosos días la sala de culto, donde se rendía homenaje a Mogni "el Jóven". 

Siguiendo los pasos de nuestros predecesores fuimos adentrándonos en las profundidades del templo abandonado, comprobando que los detalles de aquel relato de la taberna, que ahora parecía tan lejano,  eran completamente ciertos. Poco después de dejar atrás los restos de la batalla que nos relataron encontramos una zona parcialmente entibada a nuestra izquierda y una zona del túnel semiderrumbada a la derecha. La curiosidada pudo conmigo y me aventuré a explorar la zona semiderruida. Me introduje, no sin dificultad, entre los escombros utlizando mis conocimientos de minería para evitar un desplome al mover las rocas. Cuando conseguí llegar al otro lado del derrumbe el hedor casi me hace retroceder, sin duda era el acceso al cubil de las ratas inmundas. Me adentré un poco, pero yo solo no podía hacer nada por este camino, por lo que desanduve lo andado y volví con mis compañeros.

Avanzamos tanteando el terreno y siguiendo nuestro instinto enano, poco a poco fuimos acercándonos a lo que sabíamos que era la tumba de Mogni. La presencia de los ancestros se hacía cada vez más patente. Pocos pasos más adelante nos topamos con una gran sala, presidida por una colosal estatua de Mogni que presidía la estancia con aquella mirada vácua pero no exenta de cierta inquietante sensación de vigilancia. a los pies de la estatua descubrimos un acceso a lo que parecía ser el mausoleo del héroe. No tardamos mucho en adentrarnos en lo desconocido cuando descubrimos con cierto desagrado que la estancia subterránea a la que nos dirigíamos estaba parcialmente inhundada. Teniendo en cuenta mi escasa habilidad, por no decir nula, en el líquido elemento, opté por sujetar la cuerda mientras mi hijo, mucho más arrojado para estos menesteres que este pobre barbasnuevas que os relata, se adentraba en el agua buscando algún mecanismo o puerta que nos indicara como seguir hacia el lugar donde descansaba "el Jóven".

Como si los ancestros me mandaran una señal la zona donde me hallaba empezó a infestarse de ratas, y por Grungni que son asquerosos esos bichos, por lo que haciendo de tripas corazón avancé hasta la zona donde mi hijo inspeccionaba, acompañado de Klaus, nuestro galeno. Las paredes estaban bellamente talladas con bajorelieves de las hazañas de Mogni y sobre todo me impresionó ver en aquellos grabados la historia que mi padre tantas veces me había contado. Justo al acercarnos, Varak descubrió una especie de mecanismo de apertura, solo tenía que decidir en qué sentido girar para abrir lo que fuera o activar una trampa. Por suerte los años de filtraciones y el estado de abandono del templo nos salvó de morir quemados por algún tipo de ácido, porque el giro efectuado no fue el correcto, probamos en el otro sendido después de reponernos del susto, y con un sonoro crujido la puerta secreta comenzó a abrirse, hasta que el mecanismo de apertura falló, pero la puerta quedó suficientemente abierta para que entraramos sin problemas, a parte de servir de fuga de parte del agua acumulada dentro de la sala. 

La sala a la que accedimos después, era claramente la tumba de Mogni "el jóven", reunimos el valor necesario y tras pedir permismo a los ancestros y a Grugni decidimos que debíamos reunir los restos de nuestro héroe y alojarlos en otro lugar, que no estuviera mancillado por la presencia de los pielesverdes ni las inmundas ratas. Empujamos con fuerza durante un tiempo hasta que conseguimos destapar la tumba, y entonces todos mis deseos y temores se hicieron realidad, confieso que la codicia enana hizo presa en mí al ver la maza que tantas veces soñé empuñar, pero sus secretos son muchos y a pesar de que me hice con ella en cuanto pude, mi intención es devolverla a su dueño en cuanto encontremos un lugar donde alojar sus huesos para que descansen de nuevo en paz. Como si mis pensamientos se hicieran realidad casi quedamos si aliento al descubrir ante nosotros el cuerpo translúcido de aquel que debería descansar en la sala de los antiguos. El espíritu no parecía reaccionar a nada, por lo que supuse que si se había aparecido fue por que revolvimos su tumba, y que en cuanto sus restos descansen en un lugar apropiado este volverá allá donde pertenece.

Continuará....